Día 3: ¿Será mucho una semana?


"No encuentro mi recibo de la maleta"- le dije esculcando frenéticamente en mi mochila, y esperando que aún así me la entregara.

"Búsquelo con calmita en su bolsa"- fue su respuesta.

Me sentí molesta. No por tener que buscar el papelito, si no, porque el maletero estaba tranquilo. Hasta se tomó el tiempo de estirar la palabra "calmita" y sonreír.

Me pide calma y eso me da ansiedad.

Llegué al hostal muy temprano y mi cuarto aún no estaba listo: "vaya a desayunar con calma".

Qué molestia.

En el mercado 20 de noviembre -mientras tomaba mi café de olla en un tazón- pude conectarme con la ciudad. Mis dos manos estaban ocupadas en el tazón, mi mente en no quemarme, y mi cuerpo en recibir la tan apreciada cafeína. Miré a mi alrededor y todos estaban tranquilos. Respiré.

Después me topé con unos recorridos que visitan varios lugares turísticos:

1 hora y 20 minutos en Hierve el agua
2 horas en Monte Albán
1 hora en los alebrijes...

Hipócritamente, me negué diciendo que eso era muy acarrereado para mí.

Me dijeron de unos taxis colectivos que salen desde el estadio de béisbol  y te llevan a esos lugares. Literalmente son colectivos,  tuve que compartir el asiento delantero con dos hombres (uno de ida, uno de regreso). 

El taxi cobró 10 pesos por llevarme al árbol del tule.

Tejate


Esta vez, el tejate (bebida de maíz) fue lo que me tranqulizó, y comí despacio.

Ya en el árbol, me senté a escribir. Quería disfrutar todas las vistas del ahuehuete y me senté en todas las bancas de su alrededor. Tomé fotos. Platiqué con los niños guía.

Como a las 5 de la tarde, me desesperé: "¿Qué voy a hacer con el resto de las horas?".

Quise caminar desde Santa María del Tule, hasta lo más cercano a Oaxaca, pero todos los taxis que pasaban, se paraban para que subiera. Tomé el tercero que se detuvo.

Busqué entretener mi mente, preocupándome por algo: revisé trabajo, familia, pendientes... nada.

"Qué tranquilidad. Qué pérdida de tiempo".
- "Con calmita"

"Estoy en Oaxaca y no estoy aprovechando frenéticamente el tiempo".
- "Con calmita"

"Tengo que verlo absolutamente todo".
-"Con calmita"

"Tengo que hacer, por escrito, un horario de visitas a los lugares".
- "Con calmita"

"Debo hacer que valga la pena"
- "Con calmita"

En esto estaba, cuando entré al baño del hostal y me doblé mi tobillo en un escaloncito.

Oaxaca me pide que lo haga "con calmita", y yo no sé qué es eso.

Me fui a acostar, molesta.

Con calmita,

Tanya

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