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Mostrando las entradas de febrero, 2018

Leche

Lloré después de jalar la cadena del baño, tiré dos onzas de leche que debían estar congeladas, destinadas a alimentar.  El trabajo ideal se mojó de leche materna y queda borroso, manchado, pegajoso.  El segundo baño donde me saqué la leche olía mal, por eso decidí tirarla. Además no había dónde guardarla y olvidé las tapas de los contenedores.  Me senté sobre la tapa del retrete, detuve un bote entre mi pecho y mi muslo, mientras usaba mis dos manos para bombear el otro pecho.  Leche blanca que me recuerda a las manitas que dejé en casa. Quisiera perpetuar este tiempo de transición  entre el vientre y el mundo.  Me dijeron que podrían habilitarme una sala para sacarme la leche pero no se concretó. Hay algo en dar teta que aún suena a tabú, asqueroso y personal.  "Si tienes que ir a hacer eso, ve", respondió antes de que le platicará más sobre amamantar. Otra trató de disfrazar su disgusto.  Hoy toca recordarle al cuerpo que aún no termina su función, mantene