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Mostrando las entradas de 2014

Somos todos

De repente se perdió. Su mamá no se dio cuenta porque venía buscando la entrada a los talleres y traía de la mano a la niña. Justo les acababa de decir que no se separaran porque había mucha gente.  Cuando ella volteó, el niño estaba parado en el mezzanine enorme, alfombrado, vacío de objetos y lleno de gente que le pasaba al rededor sin notar su angustia. Volteaba hacia todos lados pero no lograba ver a su mamá que estaba justo enfrente de él, bajando las escaleras. Ella gritó su nombre, y el niño caminó hacía ella porque sus piernas no tenían fuerzas para correr.  La mamá le reclamó no haber escuchado las instrucciones. Pero antes de poder continuar con el discurso de por qué hay que hacer lo que los adultos dicen, se dio cuenta de que el niño seguía pasmado. "¿Te asustate?"- le preguntó.  El niño liberó sus lágrimas primero, las palabras después: "Sí". Recibió un abrazo protector, de esos donde el adulto enreda con sus brazos y el ni

Leo

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No había podido escribirte, porque, bueno... estás muerto y eso hace difícil la comunicación; además, si me contestaras, tendría miles de preguntas que hacerte y a tí te molestan tantas putas preguntas.  Lo menos que quiero hacer es molestar a quien ya no está; pero, sobre todo, no quiero molestar a aquellos para quien tu nombre se ha vuelto solemne, santo, tabú. Sin embargo, aunque tenga que dirigirme a tí con respeto, o  tal vez no dirigirme en lo absoluto, no he dejado de pensar en tí,  y espero nunca hacerlo. Cuando camino por el centro, pienso en tí. (Te daré un momento para que hagas un comentario sarcástico. Aunque no lo escuche, puedes hacerlo). El otro día vi a un chavo parecido a tí, sentado en una banca en el centro (ya no me acuerdo si por Plaza Universidad o en San Juan de Dios, cerca de los leones) estaba con su novia, besándose. Pensé que a tí te hubiera gustado tener una familia, una esposa amorosa y comelona como tú; me consoló pensar que te sent

El día que cayó granizo

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Huele a sudor. De ese producido cuando el esfuerzo físico es mucho y durante largo tiempo. Caras cansadas, aburridas, repitiendo un ritual. El camión se va llenando de gente y del olor. Se detiene justo después de atravesar el periférico.  Por la ventana vemos un indigente que no trae camisa y mastica una bola de hierbas. El de adelante, de la cachucha, se burla un poco; el de la camisa morada, al lado mío, pega su nariz a la ventana para ver mejor; la muchacha, justo atrás de nosotros, se sorprende. Nos detenemos sólo un minuto. Lo suficiente para reconocer que el viento se está alterando, va y viene desesperado, jala las ramas de los árboles con ansiedad, molesto. Nos detenemos en el batán, debido a la gente bajando y subiendo. Arrancamos y con nosotros arranca la lluvia también. Agresiva. ¡Plu! una gota en la nariz, ¡plu! en la frente. Plu, plu, plu, me estoy mojando. Mi cuerpo reconoce la sensación pero mi mente no comprende porqué. Rápido, la fuente

Reina de corazones

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Mi amiga sigue con el corazón roto. Se arriesgó y se acabó, y ahora hay que atravesar el duelo. No sé si debo decir algo, o sólo sentarme a su lado, que sienta mi presencia, que se acuerde de la suya y luego lo deje ir con sus prejuicios y marañas; con su ego y popularidad. A pesar de la poca esperanza que se asentó en su cara, aún así hace el esfuerzo por recordarme que yo también debo dejar ir, que aproveche y que luego suelte. Me quedo quieta. Dos días, tres días, cuatro días, 7 días. 30 minutos, dos minutos ¡pum! No más quietud. Me observo y descubro que una cosa es el amor que siento y otra muy diferente la obsesión que me estruja. Y cuando pienso en amor pienso en dejar ser, en reverenciar, en libertad y confianza; lo malo es que la obsesión piensa por sí misma, y lo que dice es que no he hecho suficiente. ¿Y si perdí mi oportunidad? ¿Y si esta no es mi oportunidad? La inteligencia me juega una mala pasada, todo lo que leo, lo que escucho y llega a mí, m

Bonita

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Todos nos reímos. No sólo debido a la sensación de felicidad que causa el tequila, sino, porque su comentario fue tan triste, que daba muchísima risa.  ¿Cómo una muchacha con esa piel tan perfecta- sin grasa, sin opacidad, sin modestia- podía hacer algo así de denigrante? ¿Por qué alguien de facciones tan elegantes decidiría cuidar de un hombre tosco de 51 años? Nos platicó que estuvo con él por 5 años. Que cuando lo conoció estaba borracha y - seguramente llena de adrenalina por el baile- así que no tuvo la sensatez de decir "no". Quedaron de verse el lunes. Y, cuando lo vio, se arrepintió de haber dicho que sí, pero ¿qué se le iba a hacer? ya no se podía esconder porque se estuvieron hablando por teléfono y él ya la esperaba. No nos dio detalles de esa primera cita.  El ciencuentón trabajaba en un buffette jurídico, o algo de juicios, no es relevante para la historia porque lo menos que se espera de un hombre "viejo" es que tenga un trabajo for

Gorditas de nata

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Es de noche, hace frío afuera pero aquí no. Aquí está cálido, huele bien. Una mezcla de azúcar, harina, canela y leche, invade el ambiente. ¡Qué bien huele! ¡Cómo se antoja! La mesa se pasea de un lado a otro rechinando, tus frágiles manos son las causantes, revuelven, amasan, saborean. Platicas de tus planes: que tu hermano ya te tiene cuarto, irán por ti a Tijuana, no te pintaste el cabello...No pongo mucha atención. Me estoy dando cuenta que siempre que estoy en la cocina contigo, me siento hogareña, amada y hambrienta.  Tomas una bola de masa, la golpeas con ambas manos y la estampas contra la torteadora de madera, te apoyas en ella sin dejar de platicar, viste una película, o leíste un libro que te gustó, no recuerdas los detalles y alguien te corrije derrepente.Veo tus manos sacando la tortilla y aventándola al comal; tus manos cálidas como el olor de tu cocina, las que me rascan la espalda o me soban el dolor.  Recuerdo verte y pensar en mi mamá, me acuerdo perse

Hasta la próxima pelea

Las paredes rayadas explican de quién es el barrio: “Coras X3”. Los hechos demuestran que por lo menos, la calle Eleuterio González en su esquina con Manuel de Gorostiza sí lo es. Es la una de mañana del domingo cuando se escuchan la chifla y los pasos apresurados, la pelea está por comenzar. Los gritos anuncian que el Barrio Coras Tetlán se está organizando; las piedras, que se defienden de la otra pandilla que vino a demostrarles que no les tiene miedo, y que si los atacan, ellos responden. Los vecinos de la colonia Tetlán en Guadalajara, los de las casa de enfrente de las 3 vecindades que albergan a “los cholos”, cierran sus puertas y se asoman por sus ventanas para descubrir qué está pasando. Hombres de entre 12 y 20 años de edad corren a lo largo de la calle, aventándose ladrillos, piedras y una que otra bala de la pistola ruidosa que espanta rivales. El número es difícil de precisar cuando están por todas partes. Sus mamás, esposas o hermanas gritan desesperad

Foránea no

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Llegó idealizando y con su maleta.  Que los chilangos son muy groseros, le dijeron. "Agarra bien tu bolsa", "ten mucho cuidado." Dedicó toda su existencia en aquél lugar a no parecer foránea.  No se quedaba mirando aquellos edificios que no se veían en Guadalajara: enormes, populares, engreídos.  No se detenía ni cuando estaba frente a lugares que siempre quiso conocer: el Sanborns de los Azulejos del que le habló Ángeles Mastretta; el edificio del Excélsior que escuchó de las letras de Vicente Leñero; el tepito lleno de leyendas. Ni siquiera cuando estuvo frente a la Diana Cazadora, y la conoció diferente a como la imaginaba, y la vio gordibuena, real, chaparrita... ni siquiera entonces, pudo mostrar su emoción. Guardaba las emociones para después. Después, en el camión, recordaba la belleza del edificio de correos; después analizaba los comportamientos de la gente de la capital. Después.   Sólo se quedaba con ese salto de corazón, con

La experta de la central y sus poderes

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"¿Cuál es el módulo 5?"- le preguntó desde su carro. "Pues éste es el 3"- Le contestó ella aludiendo a la capacidad de deducción del preguntón. "Entonces... ¿Cuál es el 5?- Volvió a inquirir el preguntón. "Más adelante, le faltan 2"- Respondió ella, ya sin ninguna expectativa. Dicen que era una verdadera suerte encontrártela. "Tocado por los dioses" , "bendecido" llamaban al que les platicaba que se la topó. "¿Enserio?" preguntaban los maleteros, con los ojos  llenos de esperanza, emocionados, extasiados. Y el incauto paseante les contaba su anécdota con "la experta de la central". La atmósfera se volvía mística, hay quien temblaba de los nervios: algunos viajeros les contaban que la habían visto con su mochilota deambulando por los pasillos. Otros que la vieron cuando comía su refrigerio del autobús: su lonchibon y su agua. Otros más, la corrieron desdeñando su olor a aire acondicionado: "ol

MAMA A.C

En navidad “para los chavos que vivimos en la calle, y que trabajamos, primero está el estómago”, antes que los regalos, el árbol o la convivencia familiar, explica Jaime Valdez Aguilar, mientras recuerda los días en que pedía dinero y vendía chicles en los cruceros junto con su familia. De origen Otomí, sin documentos y con poca pericia en la ciudad, sus padres se han dedicado a trabajar en la calle, “a veces nos organizábamos con las vecinas, ir a tal lugar, ‘órale vamos a trabajar en la calle porque va haber mucha gente y a lo mejor hay más trabajo’ (…) cada navidad era muy difícil conseguir un juguetito, a veces nosotros jugábamos con carritos sin llantas o una maderita y nosotros hacíamos nuestros propios juguetes”, recuerda Jaime. Sin embargo, desde hace 14 años, este joven ha sido parte de muchas navidades llenas de amor y reflexión como las que organiza el Movimiento de Apoyo a Menores Abandonadas (MAMA) una asociación civil con más de 20 años de experiencia.