Bonita


Todos nos reímos. No sólo debido a la sensación de felicidad que causa el tequila, sino, porque su comentario fue tan triste, que daba muchísima risa. 

¿Cómo una muchacha con esa piel tan perfecta- sin grasa, sin opacidad, sin modestia- podía hacer algo así de denigrante? ¿Por qué alguien de facciones tan elegantes decidiría cuidar de un hombre tosco de 51 años?

Nos platicó que estuvo con él por 5 años. Que cuando lo conoció estaba borracha y - seguramente llena de adrenalina por el baile- así que no tuvo la sensatez de decir "no". Quedaron de verse el lunes. Y, cuando lo vio, se arrepintió de haber dicho que sí, pero ¿qué se le iba a hacer? ya no se podía esconder porque se estuvieron hablando por teléfono y él ya la esperaba.

No nos dio detalles de esa primera cita. 

El ciencuentón trabajaba en un buffette jurídico, o algo de juicios, no es relevante para la historia porque lo menos que se espera de un hombre "viejo" es que tenga un trabajo formal y redituable.

Dinero sí había. Mientras estuvo con él, no había nada de que preocuparse. Llegaba el recibo de la luz: "te toca pagar";  el del teléfono: "ten, paga"; el de la renta, celular, cable: "te llegó esto".  

Y le compró un carro, mismo que le quitó cuando se separaron. Le iba a comprar otro, como para despedirse sin culpas, pero era uno bien "madreado", "despintado", "feo", que por supuesto ella no se iba a rebajar a traer. "Mejor nada". 

Él era casado. Y cuando se enteró que su esposa lo engañaba con un sacerdote, casi se quería morir, tuvo que asistir con un psiquiatra y consejero matrimonial. Él no podía creer, que la mujer que había puesto en un pedestal, pudiera hacer algo tan ruin y egoísta. Así se lo contó a su amante de veinte-y-tantos años mientras le daba la noticia de que vivirían juntos, después de 3 años de relación. Al parecer la terapia no pudo salvar su matrimonio.

La muchacha de la piel de porcelana y altura difícil de manejar para algunos hombres, vivió con el hombre bajito durante 2 años. A algunos integrantes de la mesa del tequila, se les viene a la mente aquella imagen de la fiesta de navidad, donde ella lo estaba abrazando y la cabeza de él quedaba justo debajo de su sobaco. "El roll-on" le pusieron. 

"¿Quieres ver una foto de él?"- preguntó la joven a una de las dos personas, de entre nosotros, que no lo conocía. El celular apenas y podía con tanta decadencia: la papada, la mugre en la piel morena recién bañada, la nariz chata y los ojos sin dignidad, sin fuerza, ni constancia; delataron las carencias de la mujer con el cabello lacio. 

-"¿Sí lo querías?"
-"Yo decía que sí. Yo creo que sí"

Con esa respuesta, la mujer de ojos grandes y maquillaje perfecto dio por terminada la plática. No parecía arrepentida de haber compartido tanto de esa historia, pero quería volver al tema original: su nuevo novio, un hombre casado que conoció por facebook, que vivía en Estados Unidos e iba a venir a verla. Ella no quería que él se diera cuenta que estaba gorda, aunque, según la foto que él le mando, también él tenía cosas que ocultar, como sus ojos vizcos. 

¿Y qué?

Ya había andado con un hombre chaparro, gordo, de 51 años, casado con la amante del sacerdote, dueño de un buffette jurídico que pagaba las cuentas; un hombre sin dientes.

Ah sí, porque lo que nos hizo reír fue que el hombre no tenía dientes. Ninguno. 

Usaba unos postizos. La mujer de porcelana se dio cuenta de eso cuando, accidentalmente,  le dio un codazo y se le cayó la placa o como se llame.  

Ella también recordó la vez que fueron al "Veracruz": "Había puro viejito bailando. Yo traía el pegamento para los dientes en la bolsa de aquí de la blusa y mi novio volteó y me dijo: esconde el corett que aquí es oro puro"- ese fue el momento culminante de la risa-tequila. 

La mujer alta tenía a su hija de 10 años en los brazos, porque la niña tenía frío y sueño. Amorosa y protectora (cosa que no aprendió de su propia madre que la abandonó cuando tenía 14 años) decidió llevarla a casa. Mientras volvía, preguntamos a su amiga que ¿cómo fue posible que alguien como ella (alguien bonita, queríamos decir), anduviera con un hombre como ese?

"Es que cuando no tienes papá buscas a alguien que te proteja"-fue su respuesta. Y procedió a contarnos su propia historia de abusos. Y luego fue el turno de otra integrante de la mesa.

Todas habíamos pasado por eso, y contamos nuestra historia... aunque ninguna comenzaba con:

"Un día, estaba él lavando sus dientes y ..."




Comentarios

  1. Muy buenas letrillas, no sabría si estar triste o reir por lo del pegamento para dientes. Hay cosas muy fuertes entre líneas, como la carencia del amor / protección de la figura paterna. Gracias por compartir la historia de la chica Bonita y su "roll on". Qué buen apodo, jajaja.

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