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Mostrando las entradas de noviembre, 2018

Dar

No ayudamos a los migrantes porque sean buenos, sino porque están en una situación vulnerable: lejos de casa, en un país que no conocen, donde matan, violan, desaparecen y roban. Están en la incertidumbre, a la deriva, solos, hambrientos, cansados, sucios y asustados. "No, gracias. Quería una mochila mejor que esta, pero no", dijo un hombre una vez en el albergue de FM4 que visité. Rechazó una mochila aún útil pero desgastada. ¿Cómo se atreve a desdeñar algo desgastado?, pensé. Me pareció que no debía darse el lujo de ser  vanidoso. Yo había llevado la ropa que no me servía, alguna desgastada, otra inútil para viajar, había faldas y vestidos que poco sirven cuando debes brincar a un ttren en movimiento. Al escuchar cómo el migrante rechazaba algo, entendí que él se parecía a mí. No era un ente que iba a aceptar todo sin cuestionar, que haría reverencia a todo lo que le quisieran regalar. No era como los perros que yo había recogido en la calle. No brincaría de e