Hasta la próxima pelea
Las paredes rayadas explican de quién es el barrio: “Coras X3”. Los hechos demuestran que por lo menos, la calle Eleuterio González en su esquina con Manuel de Gorostiza sí lo es.
Es la una de mañana del domingo cuando se escuchan la chifla y los pasos apresurados, la pelea está por comenzar. Los gritos anuncian que el Barrio Coras Tetlán se está organizando; las piedras, que se defienden de la otra pandilla que vino a demostrarles que no les tiene miedo, y que si los atacan, ellos responden.
Los vecinos de la colonia Tetlán en Guadalajara, los de las casa de enfrente de las 3 vecindades que albergan a “los cholos”, cierran sus puertas y se asoman por sus ventanas para descubrir qué está pasando.
Hombres de entre 12 y 20 años de edad corren a lo largo de la calle, aventándose ladrillos, piedras y una que otra bala de la pistola ruidosa que espanta rivales. El número es difícil de precisar cuando están por todas partes. Sus mamás, esposas o hermanas gritan desesperadas, algunas para pedirles que se refugien en su casa antes de que les “toque algo”, otras exigiendo que se peleen “de a solos”.
Que si viven aquí, que si son de fuera y sólo vienen a pelearse acá, que si son “chavitos” que no pelean de verdad. Las especulaciones comienzan entre los vecinos que temen dar su nombre.
Que si le hablan a la policía, luego ven el número y saben quién fue, y toman represalias. La misma policía les tiene miedo. Que no llegan pronto.
La pelea dura alrededor de 15 minutos. Al cabo de otros 10, comienzan de nuevo, todo depende de lo que hayan hecho los coras X3. Y termina otra vez.
Tres patrullas aparecen haciendo ruido, aventando luces, deteniéndose frente a la vecindad que tiene el letrero de “se rentan departamentos”. Los policías se bajan, interrogan a algunos, les piden que se recarguen en los vehículos y estiren manos y pies, a pesar de las protestas de las mujeres, que el taxista describió como: “más putas que una gallina”.
No hay detenidos. Sin intercambiar palabras, los policías se despiden, suben a sus camionetas y se van.
Los jóvenes, reunidos en círculo comienzan a fumar y consumir otras sustancias que no se distinguen en la oscuridad pero que les darán fuerza para desvelarse hasta las 11 de la mañana del día siguiente.
Muy bueno Tania. Gracias por recordarme que muchas veces no hacemos nada cuando podemos evitar alguna desgracia, por miedo a represalias.
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