Día 9



Último.

Es esperanzador decir: "me voy a mi casa".  Aún cuando eran vacaciones y realmente disfruté Oaxaca, me da esperanza saber que hay un lugar a dónde regresar, un espacio social que me está esperando.

Cuando lo dije a mis compañeros de hostal, mientras cenábamos, me llegó la compresión por las personas que se tienen que ir de sus hogares y no pueden sentir lo que yo sentí al decir que regresaba.

Y creo que esa va a ser mi conclusión.


Pensé en un cierre espectacular, mientras comía mi necu-atole, (gelatina que sabe al atole de masa que le daban a mi abuelita cuando estaba enferma) y caminaba hacía el zócalo. Pero, en 15 cuadras no se me ocurrió nada; ni cuando visité los museos que me faltaban; o me senté a un costado de la enorme catedral de acá a comerme mi raspado.

Me voy con cuatro preguntas:

1. ¿Por qué hay gente mendigando, si parece ser un estado con mucho dinero debido al turismo?

2. ¿Hacia dónde va la preferencia extranjera por este estado, que se ve reflejada en que algunos de ellos ya residen aquí?

3. ¿Cuántas lenguas escuché en total?

4. ¿Qué le ponen a los esquites para que el caldo sea rojo?

Me queda un día más, pero creo que lo pasaré en el aeropuerto. Quizá me siente a reflexionar lo que cambió en mí. 

Gracias por leer.

Tanya

Comentarios

  1. En cada viaje se aprende mucho, pero también van surgiendo dudas respecto a los lugares. La diferencia es que muchos disfrutamos más el trayecto que el destino.
    Saludos!

    ResponderBorrar
  2. Cierto experimenté respuestas y dudas.

    ¡Saludos viajero!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

¡Por favor y gracias!

Entradas más populares de este blog

Zapateado tastuán

Cerebro gestacional

Celebrando la vida