Día 5: ¿Por qué es tan popular Hierve el agua?


En la noche que meditaba en una banca frente al monumento a Juárez, me cuestionaba si había valido la pena mi día. Sólo fui a un lugar, me quemé la espalda y no tuve una gran aventura para contar, porque no llevaba zapatos adecuados para bajar a la barranca.

El sonido del viento en los árboles me invitó a cerrar los ojos, y lo que apareció en mi mente fueron esas montañas, armoniosas, que se posaban frente a mí en "Hierve el agua"; dejándose admirar, como señoras de la más alta alcurnia, ocupando su lugar en el mundo.

Entre ellas y yo: un enorme barranco, lleno de árboles; y no se cohibían con tanta atención de mi parte -si no que, mostraban su mejor perfil- con soberbia de la buena, de esa que se codea con la humildad y hace partícipe a quien la observa. Me invitaban a erguirme y aceptar que estoy a la par que ellas, que fuimos creadas por la misma energía. Me retaban a ocupar mi lugar.

En el camino hacía "Hierve el agua" (que nadie me advirtió que tenía curvas), las montañas mostraban su gama de colores con la que el sol estaba experimentando: franjas negras, verde brillante, café, amarillo.

"Tómame una foto así. Éste es mi mejor perfil"- me parecía oírlas en un tono agradable.


En cuanto a las albercas de "hierve el agua", están frías, pero tienen minerales que espero sirvan para mi piel.

Tanya

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