Cómo les gusta la mamada

Y andamos mamando por la vida. 

1

Las campañas para reducir el uso de popotes no son casualidad.
  "¡Bájenle a su mamadera!", seguramente gritarían las tortugas en un comercial de greenpeace. 
La higiene es una excusa. El no poner la boca sobre las manoseadas latas, los mal lavados vasos o las inseguras botellas son pretexto para la intención oculta de los adultos: se trata de chupar, de poner los labios en el plástico que  se asemeja a los pezones. Después, hay que coordinar la respiración con la función de tragar líquido, como cuando bebíamos leche. 

2

 Las botellas con chupón funcionan igual. A los hombres mamados en un gimnasio no les son suficientes sus músculos  para protegerse del exterior malvado que los amenaza: también toman de botellas que les dan seguridad. 
Los dos labios cubren la boquilla, hacen un vacío, el mismo que debe existir para que no haya cólicos en la panza, para que no entre el aire que luego causa llanto. 
Respiración profunda, trago de agua, respiración.
Los vendedores de bebidas energéticas entendieron el concepto.  
Una botella con boquilla, y una cama, bastarían para dormir a los adultos, para volver a aquellos días en que, ya sea con mamila o con chichi, se quedaban dormidos.

Para las más rudas está el cigarro. También para ellos. Los labios tocando el filtro, luego la respiración y tragar humo. 
Los momentos tranquilos en que salen a fumar o dejan sus actividades laborales para respirar humo y mamar, copian aquellos días cuando ya estaban hambrientas, cansadas, aburridas o tristes y dejaban lo que hacían para tomar el biberón o  a su madre y luego recostarse a mamar. 
Parar el mundo, bajarse un ratito -diría Guille- para mover la boca y estarse tranquilos. 

4
También está el sexo. 

4.1
Lo más obvio es usar el pene como popote, como mamila. Le da la oportunidad a los hombres de amamantar. 

4.2
Luego  está el chupar los senos, chupar, mamar, jugar.

5
Y besar, una oportunidad para que dos se amamanten mutuamente, se compartan lo que cada uno tenga para dar.  
También hay quienes optan por chuparse el dedo, morderse las uñas, chupar el cabello, morderse los labios. 

6
Hay otros que dicen mamadas y con eso obtienen la atención de su madre, del mundo que les alimenta su ego. 

7
Y los alcohólicos. A esos les gusta mucho la mamada, como no pueden pedir lo que necesitan directamente, toman del vaso, aunque siempre terminan bebiendo de la botella.  


Pero todos son intentos de volver a la seguridad materna, a aquellos días en que se dependía de alguien más y siempre se podía volver a la mamada y chupar tranquilidad, alimento y amor. 

"¿Cuánto tiempo le vas a dar chichi a tu hija?", me preguntan. 
No importa el tiempo, uno, dos, tres años. De cualquier manera, ella seguirá mamando el resto de su vida. Qué gusto ser parte de eso, aunque sea unos años. 
Ojalá pronto me cambié por otras mamadas. 












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