La salida de sexto
Corriendo atraviesan la cancha, con sus faldas blancas y cola de colores; reciben un regaño -que no se estén atravesando- dicen. Pero es que esos trajes merecen ser exhibidos. No se puede aplaudir durante los honores-advierte el maestro- es un evento formal, dice. El moreno de cuarto, que va a entrar a quinto, está a cargo de entregar la bandera. "Le quitas el bonete", ordena el director al pasón. "¿Y la cinta?"-preguntó el comisionado- ya no hubo respuesta. El niño tuvo intuición, quitó el amarre pero entregó la bandera enrollada; ya es problema de la escolta. Los bailables -dirigidos por una joven que da clases de zumba- son tan aburridos que dan risa. Los niños bailan, amontonados, una canción de rap. Las niñas, con traje de merengue -confeccionado por alguna mamá- chocan entre ellas, se pisan la cola con tul y enseñan los calzones. Siguen los machetes, que en realidad son palos. Esta vez no será cuando un mismo artista ondeé el vestido y blanda el machete al mis...